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¿Cómo y por qué funcionan las meditaciones hipnóticas?



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Cómo el Lenguaje Transforma Nuestra Realidad desde el Subconsciente a través del PODER DE LA PALABRA.

Desde tiempos antiguos, se ha sabido que las palabras no solo nombran el mundo, sino que lo crean. Lo que decimos, cómo lo decimos y, sobre todo, lo que repetimos, tiene un impacto profundo en nuestra mente, nuestras emociones y en la realidad que experimentamos. 

Pero ¿por qué sucede esto? ¿Qué tiene la palabra que puede transformar tanto? 

La clave está en el subconsciente. 

La mente subconsciente: el verdadero motor de nuestra realidad.

 

Nuestro subconsciente representa aproximadamente el 95% de nuestra actividad mental, según estudios en neurociencia cognitiva. Es donde habitan nuestras creencias, hábitos, memorias y respuestas automáticas. A diferencia de la mente consciente -lógica, analítica y crítica, el subconsciente no razona ni filtra. Simplemente acepta lo que recibe como verdad, especialmente cuando esa información se repite con una emoción implicada. 

Esto significa que muchas de nuestras decisiones, emociones y reacciones provienen de programaciones internas que ni siquiera recordamos haber aceptado. 


El lenguaje usado como herramienta de reprogramación. 

Las palabras que escuchamos, decimos y pensamos constantemente son una de las principales formas de programar el subconsciente. 

Investigaciones en psicología cognitiva han demostrado que el lenguaje afecta directamente cómo percibimos la realidad, un fenómeno conocido como "determinismo lingüístico" . 

Según estudios en neuroplasticidad, el cerebro cambia físicamente en respuesta a nuevas experiencias, incluyendo el uso consciente del lenguaje. Al repetir palabras y frases positivas, acompañadas de una emoción sentida, estamos literalmente reconfigurando nuestros circuitos neuronales. 


¿Por qué funcionan las meditaciones hipnóticas? 

Las meditaciones hipnóticas o guiadas funcionan porque inducen al cerebro a estados de relajación profunda, conocidos como ondas alfa y theta.

Este estado, que se sitúa entre los 8 y 12 Hz, ocurre de forma natural cuando estamos relajados, justo antes de dormir, al despertar o durante una meditación profunda.

 En estos estados, el consciente se relaja y el subconsciente se vuelve más receptivo. 

Esto ha sido comprobado mediante electroencefalogramas (EEG), que muestran cómo la actividad cerebral cambia durante la meditación y la hipnosis. En estado theta, el cerebro está entre el sueño y la vigilia, y es allí donde somos más susceptibles a la sugestión o de transformación interna positiva. 

Las palabras utilizadas en estas meditaciones no son elegidas al azar. Son cuidadosamente seleccionadas para activar estados emocionales de confianza, calma, seguridad y amor. Y cuando se repiten en este estado profundo, el subconsciente las toma como verdad y empieza a reorganizar las creencias limitantes. 


Cuerpo, emoción y palabra: una tríada poderosa. 

La neurociencia también ha demostrado que el lenguaje no opera solo a nivel mental, sino que activa circuitos físicos en el cuerpo. Un estudio de la Universidad de California mostró que las palabras con carga emocional modifican la actividad en la amígdala, el centro cerebral del miedo y la seguridad. Esto quiere decir que una palabra puede calmar o activar el sistema nervioso. 

Por eso, cuando usamos afirmaciones como "estoy en paz" o "soy suficiente" dentro de una meditación hipnótica, no solo estamos creando un pensamiento nuevo, sino también una respuesta corporal nueva: baja el ritmo cardiaco, se equilibra el sistema nervioso y se libera oxitocina, la hormona del bienestar. 


Conclusión 

Cada vez que escuchas una meditación guiada con palabras positivas, estás dándole a tu mente una nueva posibilidad. Estás sembrando ideas frescas en tu subconsciente, liberándote de antiguos patrones y activando rutas neuronales que favorecen el bienestar, la confianza y el amor propio. 

Las palabras no son solo sonidos. Son frecuencias, impresiones emocionales y herramientas de creación. 


Referencias: 

- Lipton, B. (2005). La biología de la creencia. 

- Doidge, N. (2007). El cerebro que se cambia a sí mismo. 

- Sapir, E. & Whorf, B. (1940). La hipótesis del determinismo lingüístico. 

- Goleman, D. (2003). Inteligencia emocional. 

- Rossi, E. (1993). La psicobiología de la mente y el cuerpo en la curación. 

-MétodoSilva (1977). José Silva.

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